
Ginebra, Suiza, 20 de marzo de 2025 – La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado a conocer un exhaustivo documento de orientación sobre la gestión de la sangre del paciente (GSP) para hacer frente a la carga mundial que supone el deterioro de la salud sanguínea, que afecta a más de tres mil millones de personas en todo el mundo. Afecciones como la anemia, la carencia de hierro y los trastornos hemorrágicos tienen profundas consecuencias para la salud pública, la economía y los pacientes, y cuestan miles de millones en pérdidas de productividad, gastos sanitarios y disminución de la calidad de vida.
El documento de orientación de la OMS destaca que la mala salud de la sangre representa una de las mayores cargas sanitarias y socioeconómicas del mundo, aunque en gran medida prevenible. Para hacer frente a esta crisis, la OMS ha elaborado un documento de orientación práctica sobre el PBM, un enfoque centrado en el paciente y diseñado para gestionar y preservar la propia sangre del individuo.
El PBM tiene como objetivo mejorar la salud de la sangre en todo el mundo abordando la deficiencia de hierro, la anemia, la pérdida de sangre y los trastornos hemorrágicos.El enfoque se alinea con los principios de promoción de la salud, protección de la salud y prevención de enfermedades, ofreciendo beneficios significativos para los resultados de los pacientes, la seguridad y la calidad de la atención. Las pruebas demuestran que el PBM reduce la morbilidad, la mortalidad y la duración de la estancia hospitalaria, al tiempo que aporta importantes beneficios económicos a los sistemas sanitarios.
El desarrollo de este documento de orientación supuso una amplia colaboración entre expertos internacionales, incluidos profesionales de la salud pública, médicos, enfermeras, farmacéuticos, administradores de hospitales y defensores de los pacientes. Las aportaciones de los sistemas de atención sanitaria con programas establecidos de PBM aportan valiosas ideas para replicar estructuras y procesos exitosos con el fin de mejorar la salud de la población. El modelo esboza tres fases: preparación de los sistemas sanitarios para la GFP, realización de proyectos piloto e implantación de la GFP a nivel nacional.
Para apoyar la implantación, el documento ofrece conjuntos de herramientas de GFP adaptados a diversas poblaciones y niveles de recursos. Estos kits de herramientas ofrecen estrategias prácticas para tratar la carencia de hierro, la anemia, la pérdida de sangre y la coagulopatía, garantizando una atención integral en diversos entornos sanitarios. El documento de orientación también hace hincapié en la importancia de integrar los procesos de PBM en los sistemas con recursos limitados para reducir la mortalidad materna por hemorragia posparto, hemorragia traumática y anemia.
La Dra. Yukiko Nakatani, Subdirectora General de la OMS, afirma: «Con esta guía de aplicación, el PBM debería pasar a formar parte de la agenda de salud pública de todos los Estados miembros».
La OMS insta a todos los Estados miembros a dar prioridad a la salud de la sangre como objetivo de salud pública mundial y a integrar la GSP en sus marcos de atención sanitaria. Al mejorar la salud de la sangre, el PBM tiene el potencial de ahorrar miles de millones de dólares en atención sanitaria, reducir la dependencia de las transfusiones y reasignar los recursos a donde más se necesitan. Esta iniciativa es fundamental para hacer frente a las desigualdades en la atención sanitaria y garantizar que cientos de millones de personas en todo el mundo puedan beneficiarse de una mejor salud sanguínea.