Australia – 4 de agosto de 2015
Bianca Nogrady, ABC Salud y Bienestar, Australia
Aunque no se puede negar que las transfusiones de sangre salvan vidas, cada vez hay más conciencia de los riesgos potenciales de estos «trasplantes de órganos líquidos».
Se han salvado innumerables vidas en los cientos de años que la gente lleva recibiendo transfusiones de sangre.
Las transfusiones reponen la sangre perdida por traumatismos, enfermedades o intervenciones quirúrgicas. Son una red de seguridad médica; están ahí para cuando la cirugía no sale del todo según lo previsto y los pacientes necesitan un pequeño complemento. También son un salvavidas para las personas con trastornos sanguíneos hereditarios, ciertas enfermedades raras o que se someten a quimioterapia.
Pero el campo de la medicina transfusional está cambiando. En lugar de ser vista como una recarga inerte de líquido, ahora estamos llegando a apreciar que una transfusión de sangre es esencialmente un trasplante de órgano líquido, dice el presidente de la Autoridad Nacional de la Sangre, Leigh McJames; y como cualquier otro trasplante de órgano, tiene sus riesgos.